El que canta su mal espanta. El mal que acecha nos obliga a aguardar en el hogar el paso del tiempo. El encierro en casa, si es que acaso la tenemos, si es que habitamos la nuestra o solo estábamos de paso, el retiro en el hogar si es que podemos considerarlo como tal.

Y aquí, enmarcados por nuestras paredes, ventanas y puertas, son muchos los males que nos visitan. Virus eternos y universales. Virus pesados como siglos. Sin vacuna para el mal de amores, sin vacuna para el duelo y la pérdida, sin vacuna contra el abuso, sin vacuna contra el daño, sin vacuna contra la soledad, sin vacuna contra la ansiedad, la depresión o el abatimiento. Sin vacuna contra el cansancio o el insomnio, sin vacuna contra la oscuridad de uno mismo y su pasado, sin vacuna contra el miedo al futuro que nos espera cuando crucemos de nuevo el umbral de nuestra puerta.

Por ello se canta. Para utilizar la voz como vacuna. Cantar a la casa como totem salvador y purificante. Dar sonido al grifo, al armario, al espejo o a la silla. Comunicarnos con nuestros objetos cotidianos como quien pertenece a una familia numerosa y multicultural. Les cantamos para sentirnos menos solos, para protegernos de estos virus universales de la mente, por hastío, aburrimiento o por la simple y llana necesidad de hacer algo con nuestro tiempo encapsulado.

 

Autoría:

Alba Murcia es artista sonora, performer, trabajadora social y Máster en Musicoterapia. Se forma en voz con Utte Wasserman, Fátima Miranda; improvisación sonora con Elliot Sharp, Wade Mathews, Llorenç Barber, Nuria Andorrá y Chefa Alonso; en teatro físico en London International School of Performing Arts de Berlín y en interpretación teatral en Estudio Dramático con Pablo Corral.

Forma parte del dúo Cuneta junto a Vicent Pelechano desde 2008. Juntos se dedican al arte sonoro y a la mediación cultural. Entre sus proyectos de mediación destaca Músicas Brutas, con el que tratan de aproximar el arte sonoro y la música experimental a diferentes grupos poblacionales así como visibilizar colectivos en riesgo de exclusión a través del arte.

Recientemente obtiene una de las Residencias de Creación Escénica 2019 convocada por Acció Cultural (Ayuntamiento de Valencia) a través de la cual presenta en el TEM su proyecto Caminitos; una pieza escénica a través de la que investiga con la voz en relación al espacio.

Aprovechando el tiempo de confinamiento, recupera su proyecto de radio experimental Escarciles a Medianoche junto a Vicent Pelechano emitido cada viernes a través de una radio local (Radio Ayora). Además, participan como Cuneta en el festival de arte sonoro en streaming “Ruido Vírico” organizado por Audiotalaia en el que han colaborado la mayor parte de artistas sonoros de la ciudad de Valencia además de otras ciudades y países.